Polonia está llena de leyendas folclóricas con seres misteriosos, dioses poderosos y espectros temibles. Una de ellas, derivada de las montañas Karkonosze, trata del Espíritu de las Montañas, un rey fantástico de Karkonosze, llamado también el Contador de los nabos.
Cuenta la leyenda que un día el Espíritu de las Montañas paseaba por las colinas de Karkonosze, cuando de repente vio a una chica hermosa que era la hija del Rey. El Espíritu se enamoró de ella a primera vista y se la llevó a su palacio.
Sin embargo, poco tiempo después, se dio cuenta que su querida se sentía sola. Para cambiarlo se fue rápidamente al campo y recogió nabos, pues el Espíritu aseguró a su amada que los nabos podrían convertirse en cualquier otra cosa ella quisiera.
Y colorín, colorado..
La princesa, planeando su fuga, decidió aprovechando el hecho de que el Espíritu de las Montañas la amaba, dijo que quería tener más amigos y servicio, por esa razón mandó traer al Espíritu mucho más nabos y contarlos. Tan pronto como el Espíritu salió, la princesa transformó un nabo grande en un caballo y se escapó.
Decepcionado y triste el Espíritu de las Montañas decidió destruir su palacio y vivir en soledad en el centro de la Tierra. Desde aquel momento ha sido nombrado el Contador de los nabos
Agata Wilińska, Marcelina Dryll y Aleksandra Popiel
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